El ser mitológico con forma de hombre de baja estatura y que habita los bosques patagónicos.
Viste con quilineja, una planta trepadora con la que se suele hacer escobas, sogas y el particular sombrero que suele utilizar también estaría tejido con el mismo material.
Consume sus frutos con gran gusto y placer. Señalan que a pesar de ser muy pequeño tiene una gran fuerza y que, si es invocado, acude con su hacha de piedra a ayudar a quien se lo pida.
Cuando deambula por terrenos descampados, suele treparse a algún viejo tronco de tique, árbol de la región, para contemplar la naturaleza de la que es un gran admirador.
Pero no todo es dulzura en el Trauco, si su mirada se encuentra con la de un hombre que no le cae bien, le suele dejar la boca o el cuello torcidos, ¡cuidado! Es por eso que quienes saben no miran a los ojos a los extraños hasta estar seguros que no sea un Trauco.
Al Trauco le gustan mucho las virgenes, señoritas y también las señoras agraciadas. Dicen que cuando una mujer le gusta, suele acercarse con sigilo para emitir un fluido sexual irresistible que las embelesa y les hace decir a todo que sí. Es por eso, que algunas madres atribuyen a los efluvios del Trauco la aparición de embarazos no deseados en la familia;
¡Qué se le va a hacer! Fue el Trauco, afirman resignadas. En algunas regiones del sur chileno, es costumbre para proteger a las hijas dejar sobre la mesa un puñado de arena luego de la cena. Es que el Trauco tendría la compulsión de contar todo, incluso los granitos de arena. De esta manera, el maléfico y burlador ser se entretendría toda la noche en tal monótona actividad olvidando a las gráciles doncellas que duermen plácidas en sus dormitorios.
Muy cerca de la ciudad de Castro, en la isla de Chiloé, Chile, existe Llicaldad, una catarata de escasa altura en el Río Bravo, utilizada para el ritual de iniciación de los brujos modernos y lugar al que suele acudir el Trauco.
Los neófitos deben permanecer inmóviles y de pie bajo el chorro principal durante 40 noches seguidas. El ritual, que aseguran resulta bastante difícil de cumplir, tiene por finalidad borrar el bautismo previamente recibido. Se cuenta que durante el ritual de iniciación es posible escuchar un fuerte rumor que incluso es percibido desde gran distancia. Serían las voces de los neófitos que esperan turno para sumergirse bajo la cascada. Ese mismo lugar es donde el Trauco, y a veces su mujer la "Condená", suelen realizar sus baños nocturnos. Por lo que existe la posibilidad de coincidir con él en alguna de las largas noches. Llicaldad, en lengua Veliche significa algo así como “Lugar de aguas claras”.
Fuente:
• Walter Raymond