El misterio de las minas del rey Salomón aún no ha sido solucionado, pero los investigadores descubrieron el colorante utilizado para teñir tejidos en el área de las minas de cobre de Timna, a unos 30 kilómetros al norte de Eilat. Se cree que las minas, una vez atribuidas a los hombres más sabios, fueron creadas por el pueblo antagonista de los israelitas, los edomitas.
Las excavaciones, realizadas desde el año 2013 en el valle de Timna y dirigidas por el Dr. Erez Ben-Yosef, de la Universidad de Tel Aviv, recuperaron decenas de fragmentos textiles de 3.000 años que se preservaron gracias a las condiciones climáticas áridas extremas de la región. Los tejidos datan del reinado de Salomón, en la Edad del Hierro (11-10 siglos a.C.), y algunos están decorados con un patrón de colores rojos y azules.
El descubrimiento es la primera evidencia del uso de un tinte a base de plantas en Israel y el Mediterráneo Oriental. Según los investigadores, los trabajadores de la fábrica probablemente recibían ropas de colores como marcas de su alto estatus, en la época.
El análisis de los colorantes mostró el uso de dos plantas principales: Madder, cuyas raíces suministra un tinte rojo, y Pastel, un colorante azul creado en un proceso largo y complejo que implica reducción y oxidación que duró varios días. Las dos plantas están entre los componentes de colorantes más conocidos del mundo antiguo y se han utilizado hasta el advenimiento de colorantes sintéticos.
La región de Timna, donde los colorantes fueron descubiertos fue un importante local de fundición y minería para la producción de cobre. Según los investigadores Ben-Yosef y el Dr. Naama Sukenik, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, los descubrimientos “indican que la sociedad en Timna, identificada como el Reino de Edom, era jerárquica e incluía una clase alta que tuvo acceso a textiles de colores y prestigio”.
Ben-Yosef y Sukenik explican que el contexto en que se encontraron los tejidos sugiere que los trabajadores de la fábrica, responsables del funcionamiento de los hornos de fundición eran miembros de aquella clase alta, gozaban de alto estatus social y usaban ropas de colores distintivas, gracias a la considerable habilidad necesaria para dominar el proceso de transformar la piedra en cobre.
“En ese sentido, los resultados son una innovación real, ya que contradicen la suposición de investigación anterior de que los hornos en el corazón del desierto eran operados por esclavos”, dijeron Ben-Yosef y Sukenik.
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•Noticias cristianas