viernes, 17 de abril de 2015

eshu. dios africano



 Eshu


La tradición afirma que fue moldeado en arcilla por Obbatalá, y entregado a Orunmila y su esposa, quienes durante doce meses posaron sus manos sobre el cuerpo de arcilla, hasta que éste cobró vida. Su voracidad insaciable lo llevó a depredar animales, plantas y piedras, hasta que intentó atacar a su padre, y éste lo cortó con su machete en doscientas una partes. Cada una de ellas, era un nuevo Eshu. Para calmar la ira de su padre Orunmila, Eshu le ofreció cada una de sus partes como un hijo, para que así pudiese consultarlas cuando le fuera necesario. Orunmila accedió, pero además obligó a devolver todo lo que había sido devorado. Eshu obedeció a su padre, y vomitó todo cuanto había depredado.

Es un Orishá guerrero, regente de las manifestaciones malignas, de los engaños, y las trampas. Está al acecho de los Orishá y de los hombres, para confundirlos con sus artimañas, y envolverlos en sus tretas. Representa todas las desgracias que suceden en la vida para corregir el rumbo de las cosas, y simboliza el complemento necesario de lo benévolo para lograr el equilibrio, y tomar las precauciones para evitar las desdichas. Esta dualidad complementaria se representa en la pareja Eshu – Eleggua, lo negativo y lo positivo, mutuamente necesarios para la dinámica y el movimiento de la vida, dado que lo maligno, las tentaciones, y las desgracias, son imprescindibles para poder diferenciar el camino correcto, del que no lo es.

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