Tan profusas como increíbles, las teorías conspirativas son un recurso siempre a mano, que a menudo permite mitigar, aunque más no sea en cierta medida, las ansiedades del hombre en torno a las más diversas cuestiones, especialmente aquellas que no cuentan con una explicación oficial.
Aunque suelen ser explicaciones descabelladas, un principio de verosimilitud las hace muy tentadoras, sobre todo cuando se precisan respuestas a interrogantes vitales. Con todo, existen teorías conspirativas que, con el correr del tiempo, demostraron ser ciertas.
Experimento Tuskegee:
durante las décadas comprendidas entre los años 1932 al 1972, los servicios públicos de salud estadounidenses experimentaron la sífilis en 400 personas afroamericanas, en la ciudad de Tuskegee, estado de Alabama, con el objeto de estudiar la progresión natural de la enfermedad sin tratamientos. La mayoría de los pacientes seleccionados fueron pobres y analfabetos, a quienes jamás se les informó de su diagnóstico; sencillamente les señalaban que tenían "mala sangre".
El proyecto MK Ultra:
reportes clasificados revelan que un programa secreto de la CIA se dedicó a buscar métodos de control mental para obtener información de individuos resistentes a los clásicos mecanismos de interrogatorio. A tal fin, el estudio MK Ultra implementó drogas, psicotrópicos, señales eléctricas y mensajes subliminales.
Operación Paperclip:
cuando la Segunda Guerra llegaba a su fin y la derrota del Tercer Reich era ya inevitable, la CIA trasladó hacia los Estados Unidos a más de 700 científicos nazis, especializados en cohetes, armas químicas y experimentación médica, sin que el Departamento de Estado lo supiera ni aprobara. Entre los expertos figuraron personalidades como Wernher Von Braun, creador del cohete V-2, padre del programa espacial estadounidense; Kurt Blome, médico especializado en armas biológicas, muchas de ellas probadas con prisioneros de Auschwitz; y Hubertus Strughold, un médico que estudió los efectos de las temperaturas extremadamente bajas en el cuerpo humano, experimentando con prisioneros del campo de concentración Dachau.
Ley Seca:
según Slate, durante la denominada Ley Seca, que prohibió el expendio de bebidas alcohólicas en los Estados Unidos entre 1920 y 1933, el gobierno envenenaba deliberadamente barriles de alcohol, como medida disuasiva de su consumo clandestino. Unas 700 personas habrían muerto debido a este accionar.
Fuente: The Independent
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