“Un mes al año aquí hace malo, durante dos meses - muy malo y durante nueve meses hace un tiempo terrible”, es la frase favorita de los habitantes de Chukotka.
En la tundra el invierno es largo y el verano es corto y frío (una temperatura media entre +10ºC y +15ºC) y solo hay una carretera natural que comparten varias aldeas. Aquí la gente se deslpaza en motonieves “Burán”, todoterrenos, barcos y helicópteros. Esta tierra es habitada por los autóctonos de Chukotka, esquimales, cuya ocupación tradicional es cazar los animales marinos.
En Rusia hay pocos esquimales, tan solo 1.700 personas. Son esquimales siberianos o asiáticos, llamados Asian Yupik. Los esquimales de Chukotka son parientes de los esquimales de la isla San Lorenzo en Alaska: hablan el mismo idioma y visitan los unos a los otros cruzando el estrecho de Bering en barcos. La isla San Lorenzo se encuentra a 60 km de la costa de Chukotka y a menos de 90 km de Alaska.
•Cómo alimentar a los espíritus
Sin embargo, hay una diferencia esencial entre los esquimales de Chukotka y los de Alaska. Se trata de la fe. Mientras los habitantes de Chukotka se han convertido al protestantismo, sus familiares de Chukotka siguen siendo paganos. Su fe es animista: los esquimales de Chukotka creen que cada objeto (piedras, hierba, tierra) tiene un alma.
Debido a sus diferentes creencias, los habitantes de Chukotka y los de Alaska a menudo chocan entre sí y discuten.
Los de Chukotka tienen la obligación de alimentar a los espíritus, por eso se les puede ver tirando trocitos de comida o gotitas del té al aire.
Los esquimales creen que en la otra vida la gente también tiene que alimentarse. Por eso, pasando por una aldea abandonada, los esquimales dejan la comida a los espíritus de la gente había vivido allí.
Los esquimales son casi los únicos pueblos en Rusia que tienen permiso para cazar los animales marinos: entre tres y cinco ballenas al año, becerros marinos, morsas y focas.
Para los esquimales, el mejor delicatessen es la carne semipodrida de las morsas. También les gusta la grasa y la piel de ballenas, la carne de foca, corazón e hígado de morsas.
Las familias de los cazadores son responsables de mantener vivas las tradiciones de los esquimales. Conocen los sitios sagrados y todo el territorio de la tundra, saben preparar la comida tradicional y realizan rituales para que los espíritus les ayuden mientras cacen.
El etnólogo Dmitri Oparin dice que la salida de la aldea siempre se celebra por los esquimales. No les gusta quedarse en casa. Procuran hacer escapadas a la tundra siempre que se presenta la ocasión: para recoger los frutos del bosque o las setas, para cazar aves en el lago o pescar. La tundra y el mar, según ellos mismos, es el espacio de los esquimales.
Fuente:
•Alexandra Eliséieva
Imagen:
•Legion Media
•TASS/Konstantín Lémeshev
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