.Según los científicos, los restos son del siglo I d.C. y supuestamente habrían pertenecido a Juan el Bautista.
Los restos, que fueron descubiertos en 2010 entre las ruinas
de una iglesia búlgara, incluyen seis huesos humanos: un hueso de la mano
derecha, un diente, parte del cráneo, una costilla, un cúbito y un hueso del
antebrazo.
Las pruebas de ADN y de datación por radiocarbono revelaron
que posiblemente pertenecieron a un hombre de Oriente Medio que vivió durante
el primer siglo después de Cristo, lo que encajaría con la historia de Juan el
Bautista.
Según la Biblia, Juan era el primo de Jesús, por lo que los
científicos podrían tener entre sus manos ADN del propio Jesucristo, aunque
demostrarlo es prácticamente imposible.
«El problema es que no tenemos pistas», afirma Thomas
Higham, miembro del equipo y arqueólogo de la Universidad de Oxford (Reino
Unido). «No contamos con ningún hueso que sepamos con seguridad que perteneció
a Juan el Bautista o Jesús».
Así las cosas, el estudio no puede confirmar, ni descartar,
que los restos hayan fueran de uno de ellos.
«Es increíble que material del siglo I haya acabado en una
iglesia de Bulgaria y siga ahí esperando la llegada de los arqueólogos»,
comenta Higham. «A veces pasan cosas así».
Una sorpresa para todos
«Creemos que la iglesia es del siglo V, lo que ya establece
una edad mínima de los restos», afirma Higham.
«Pensamos en su momento que los huesos eran del siglo IV o
V, pero nos sorprendió comprobar que eran mucho más antiguos», añade el
experto, cuyo trabajo fue en parte financiado por el Expeditions Council de
National Geographic Society. (National Geographic News forma parte de National
Geographic Society).
El análisis de los huesos no ha sido presentado todavía para
su publicación en una revista especializada, pero los resultados han sido
recogidos en el documental de National Geographic Head of John the Baptist («La
cabeza de Juan el Bautista»).
Infierno, condenación y huesos de vaca
Los restos fueron encontrados durante una excavación en la
isla de Sveti Ivan (San Juan en búlgaro); estaban en un pequeño sarcófago de
mármol enterrados bajo el altar de la iglesia.
De momento permanecerán en Bulgaria como propiedad de la
Iglesia Ortodoxa Búlgara y están expuestos en Sofía, la capital.
Desgraciadamente, toda la atención se ha centrado en el robo
de una costilla y, según Higham, el obispo local ha publicado un edicto que
declara que «el infierno y la condenación caerán sobre el ladrón y su familia y
todo aquél que sepa sobre ello, incluso sobre la ciudad donde se robó».
Curiosamente, tres huesos de animales (de una oveja, una
vaca y un caballo) también formaban parte del alijo. Los análisis revelaron que
eran unos 400 años más antiguos que los restos humanos.
«Los huesos de los animales son los más grandes del grupo y
pudieron haber sido puestos ahí para hacer bulto en lo que parece una colección
de huesos muy pequeña», afirma Higham.
Los arqueólogos que descubrieron los huesos también
encontraron una pequeña caja de ceniza volcánica endurecida en otra parte de la
iglesia, que contiene una inscripción griega que menciona a Juan el Bautista y
pide a Dios que ayude «a su sirviente Tomás».
Una teoría es que ese «Tomás» llevó ahí la caja, que parece
que provenía de Capadocia, lo que en la actualidad es Turquía.
«Creemos que esa caja es la original en la que se llevaron
los huesos a la isla», afirma Higham. «Cuando se construyó la nueva iglesia,
pusieron los huesos en el sarcófago».
Imposibles de identificar
Aunque los resultados sugieren que los huesos son de la
época y el lugar de Juan el Bautista, el arqueólogo Andrew Millard afirma que
probablemente los científicos nunca podrán demostrar si los restos
pertenecieron a un personaje bíblico.
«No se sabe si son los restos de Juan el Bautista o de
cualquier otra persona del siglo I», añade Millard, de la Universidad de Durham
(Reino Unido), que no participó en el estudio.
«La cuestión es si identificaron correctamente los restos de
Juan el Bautista en el siglo IV. Pudieron haberse equivocado de tumba».