El Mantel y la Copa de la Última Cena, fragmentos de la Cruz o el Santo Sudario que lo cubrió después de muerto, son algunas de las reliquias pertenecientes a Cristo que, según la tradición, se encuentran en distintos enclaves de la geografía española.
Los científicos de ramas tan diversas como la arqueología, la química o la biología las han estudiado empleando las últimas técnicas científicas, obteniendo resultados desestabilizadores.
Es una de las grandes reliquias del cristianismo, pero había caído en el más absoluto de los olvidos, al menos hasta octubre de 2011, cuando se expuso en Cáceres en la muestra, "Verum Corpus". Se trata de una tela que mide 4,42 metros de la largo por 92 centímetros de ancho. Es de lino, de color blanco y presenta en uno de sus lados una serie de bordados en azul junto a varias roturas y desgarros. Nos referimos al Sagrado Mantel de Coria (Cáceres), la tela con la que, según la tradición, se cubrió la mesa de la Última Cena.
Esta reliquia forma parte de ese pequeño grupo de objetos sagrados o relacionados directamente con Jesús de Nazaret, y sobre los que se han llevado a cabo estudios científicos. Y no sólo para datar su antigüedad, sino también para avalar o no su autenticidad.
Los primeros trabajos sobre el Sagrado Mantel de Coria fueron realizados en 1960, profesores Hernández Pacheco y Carrato Ibáñez, así como por el arqueólogo e historiador Manuel Gómez, especialista en tejidos.
Desarrollados en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, se extrajeron muestras de polen acumulado en el lino y se plantearon hacer análisis de carbono 14 en laboratorios holandeses, pero al final no se efectuaron por miedo a dañar la reliquia, pues la técnica aún no estaba suficientemente depurada. De todos modos, los especialistas pudieron determinar que el lino pertenecía al siglo I y que los bordados azules podrían ser de origen arábigo.
No hay otra igual en todo el orbe cristiano. Ignacio Dolls, miembro Español de Sindonología y el profesor John Jackson, quien formó parte del equipo de treinta investigadores que durante 120 horas analizó la Sábana Santa de Turín en 1978 y responsable del Centro de la Sábana Santa de Colorado (EE UU)–, no solamente buscando en archivos y bibliotecas pistas sobre su pasado historiográfico, sino analizado su tejido y tomado microfotografías y muestras de la tela, con el objetivo de buscar partículas almacenadas o cualquier otro elemento que arrojen más datos sobre la reliquia.
Elvio Carlino, investigador del Instituto de Cristalografía, dijo que las pequeñas partículas analizadas “han registrado un escenario de gran sufrimiento, cuya víctima estaba envuelta en el paño funerario”.
Las partículas mostraron altos niveles de sustancias llamadas creatinina y ferritina, que se encuentran en pacientes que han sufrido múltiples traumas como la tortura.
Hallazgo de la investigación 2017, se publicaron el 30 de junio en la revista científica estadounidense PlosOne.
El historiador Rufino (340-410) reveló que para poder diferenciar cual cruz era la de Jesús, Helena "madre de Constantino" hizo que llevaran a una mujer desahuciada al sitio. La mujer tocó dos de las cruces, pero nada sucedió. Después tocó la tercera... y se recuperó. La verdadera cruz de Jesús había sido revelada.
En 1870, el arquitecto francés Charles Rohault de Fleury catalogó todos los fragmentos conocidos de la cruz verdadera. Él determinó que la cruz pesaba 74.8 kilogramos, tenía tres o cuatro metros de alto y dos metros de ancho. Y basado en fragmentos que le permitieron examinar bajo microscopio, de Fleury concluyó que la cruz estaba hecha con madera de pino.
Más tarde, cuatro partículas de la cruz fueron examinadas con el microscopio, parte de 10 piezas de la cruz verdadera, acompañada por evidencia física de los emperadores bizantinos. Estos fragmentos venían de grandes iglesias europeas: Santa Croce en Roma, Notre Dame en París,y las Catedrales de Pisa y Florencia. Pero los científicos descubrieron que estaban hechas con madera de olivo.
Así fue que la pregunta clave se convirtió en ¿de qué estaba hecha la cruz de Jesús, de pino o de olivo?
Israel Hershkovitz, quien enseña anatomía y arqueología en la Universidad de Tel Aviv, dijo, "El olivo es el árbol menos apropiado. Tenemos diferentes tipos de robles que serían mejores para ese propósito.”
La cruz en la cual se crucificó a Jesucristo está actualmente separada en varios pedazos por el mundo, los cuales claman ser verdaderos. Los científicos no han podido establecerlos como reales. Las partes más importantes se encuentran en Roma, incluida la inscripción que se hizo sobre ella.
En la Catedral de Valencia se expone el Grial de devoción más generalizada. Según la tradición española, el cáliz habría sido conservado por la Virgen María y los apóstoles en Jerusalén y, luego, Pedro lo habría llevado a Roma, donde los Pontífices lo utilizaron para consagrar la Eucaristía durante algo más de dos siglos.
En1952, un análisis científico del Grial, encomendado a Antonio Beltrán, catedrático de Arqueología de la Universidad de Zaragoza, fundador del Museo Arqueológico de Cartagena . El cáliz fue desmontado, examinado y fotografiado como si se tratara de una pieza hallada en una excavación, con la aquiescencia del arzobispo Olaechea, quien se comprometió a difundir los resultados públicamente, aunque los estudios determinasen que se tratara de una mera tradición sin fundamento. De todas las operaciones se hicieron actas notariales.
Una vez desmontado y fotografiado el Grial, se consultó a expertos en España y el extranjero. La parte superior del cáliz, la copa, está labrada en cornalina traslúcida y parece que procede de un taller de Antioquía o Alejandría, entre los siglos IV a.C y I d.C. El resto de elementos son añadidos. En la parte inferior hay una inscripción árabe cuya traducción sería para el que reluce y para el que da brillo, que avalaría el origen de esta parte en los talleres de musulmanes de Córdoba.
No se puede asegurar que éste sea el cáliz de la Última Cena. Lo que sí se puede asegurar, dice Beltrán como arqueólogo, es que no hay ningún argumento en contra de que este cáliz pudiera haber sido utilizado en la cena pascual. Si estuvo o no estuvo, no lo sabemos.
La arqueología no tiene nada que oponer a la autenticidad del Santo Cáliz, antes bien, es capaz de probar con seguridad que, dada la fecha y origen de la copa, ésta pudo estar perfectamente en la mesa de la cena pascual. Monseñor Olaechea, dijo en el prólogo del libro de Antonio Beltrán: A la vista de las conclusiones científicas derivadas del estudio del Grial de Valencia, si creemos en una piadosa tradición jamás desmentida, tradición que recogen hasta nuestros días casi seis siglos de historia, nos sentiremos robustecidos en nuestra creencia. Si no creemos, fuera de hombres honrados, dejaremos de sonreírnos ante quienes creen.
Fuente:
•AÑO/CERO
•noticias cristianas
•CNN
•abc.es
Imagen:
• es.aleteia.org
•La Tercera
•Livres Pensadores
•ArqueHistoria