Un gran descubrimiento fue anunciado por los arqueólogos israelíes esta semana. Se trata de un anfiteatro romano de más de 1800 años de edad, situado a ocho metros bajo el Muro de Lamentaciones, en el centro de la Ciudad Vieja de Jerusalén.
También revelaron un pedazo del Muro que estaba enterrado hace al menos 1700 años, probablemente después de un terremoto. El Muro de Lamentaciones es considerado el lugar más sagrado para el judaísmo, estando en el centro de una disputa con los musulmanes que niegan que hubo un templo en el lugar.
El Muro de Lamentaciones, es visitado por cerca de tres millones de personas al año, es en realidad la contención de la estructura construida por el rey Herodes, que gobernó a Judea entre el año 37 a.C. hasta el 4 d.C. El es todo lo que restó de la estructura del Segundo Templo, que fue destruido por los romanos en el año 70 d.C.
Hay ocho “niveles” del Muro de Lamentaciones desenterradas por los arqueólogos a lo largo de los años. Algunas partes continúan bastante preservadas, a pesar de haber quedado enterradas por milenios.
El trecho ahora revelado queda por debajo del llamado “Arco de Wilson”, uno de los pasajes donde, en la época de Jesucristo, los judíos usaban para subir hasta el Monte del Templo. Originalmente, tenía 13 metros de altura.
El anfiteatro romano mostrado al público ahora, tenía 200 asientos y confirma los relatos del historiador Flávio Josefo sobre esa construcción junto a la muralla original. Cientos de piezas fueron desencabadas, incluyendo vasos de cerámica y monedas que confirman la datación.
En 1864, el arqueólogo británico Charles William Wilson hizo excavaciones en el lugar y descubrió el arco que lleva su nombre. Sin embargo, no pudo encontrar el anfiteatro descrito en los libros de Flávio Josefo y otras fuentes históricas sobre el período.
El arqueólogo Joe Uziel, de la Autoridad de Antigüedades de Israel, explica: “En la perspectiva de los investigadores, esto es un descubrimiento sensacional, una verdadera sorpresa. Nuestro objetivo era datar el Arco de Wilson, no imaginábamos que acabaríamos solucionando uno de los mayores misterios de Jerusalén: el anfiteatro perdido.
La arqueóloga Tehila Lieberman, que también participa en las excavaciones, afirma que no hay previsión de cuándo el anfiteatro podrá ser abierto para la visita del público, pero cree que eso debe ocurrir “en breve”. Ella destaca que el anfiteatro, también llamado Odeon, era un importante lugar de amplificador durante el período en que la ciudad estaba totalmente sobre el gobierno romano, siendo rebautizada como Aelia Capitolina.
Palestinos no apoyan las excavaciones en el lugar
Las nuevas excavaciones en la Ciudad Vieja de Jerusalén fueron criticadas por líderes palestinos, pues ellas acaban por revelar la verdad sobre el lugar. La narrativa islámica es que toda la parte oriental de Jerusalén pertenece al Estado palestino.
El descubrimiento tiene un valor aún mayor por el que los judíos conmemoran los 50 años de la unificación de Jerusalén como resultado de la Guerra de los Seis Días en 1967. Sin embargo, el Monte del Templo fue utilizado en el acuerdo de paz y continuó bajo el gobierno de Jordania , que dominaba la porción oriental de la ciudad.
El rabino del Muro de Lamentaciones, Shmuel Rabinowitz, conmemoró el descubrimiento: “Una tras otra, los descubrimientos arqueológicos permiten que nuestra generación realmente toque la historia antigua y la herencia judía de nuestro pueblo, mostrando su conexión profunda con Jerusalén”.
Los palestinos dicen que las excavaciones en el Monte del Temploes parte de un plan judío para “debilitar” los cimientos de las dos mezquitas que existen hoy en el lugar, con vistas a la construcción del Tercer Templo.
La disputa por la capital Jerusalén es uno de los puntos de mayor conflicto entre israelíes y palestinos. Sin embargo, el director de la Autoridad de Antigüedades de Israel, Israel Hasson, cree que los descubrimientos son mucho más importantes que las cuestiones políticas: “Espero que estos hallazgos nos ayuden a avanzar, para que todos podamos impresionarnos con el pasado glorioso de Jerusalén.