Investigadores de la Universidad de Granada han analizado los cambios de temperatura que estímulos de alguien enamorado provocan en la cara. La temperatura corporal ya ha servido en el pasado para medir cuándo alguien miente (el bautizado como 'efecto Pinocho').
El amor, ese sentimiento intenso del ser humano y protagonista de innumerables creaciones artísticas, puede también llegar a ser medido científicamente: investigadores de la Universidad de Granada han analizado por primera vez los cambios de temperatura que estímulos de la persona amada provoca en la cara. Este estudio, llevado a cabo en el Centro de Investigación Mente, Cerebro y Comportamiento, ha encontrado diferencias en quienes veían fotografías de la persona querida frente a aquellos que se exponían a otro tipo de estímulo que no le incitaba ningún tipo de respuesta emocional ni romántica. Elvira Salazar López, actualmente investigadora en la Universidad Técnica de Múnich, ha destacado esta semana que, con este trabajo, han logrado de alguna forma cuantificar, con medidas psico-fisiológicas, cómo es el cambio de temperatura que esos estímulos causan en la cara.
Medir sentimientos y estados con la temperatura facial
La investigación ha revelado diferencias en la temperatura facial que no se relacionan únicamente con un cambio de la ubicación de la sangre en ese momento y que existen emociones o sentimientos complejos que se pueden medir. El estudio se enmarca en otros trabajos sobre termografía desarrollados también en Granada en los que ya se corroboró el denominado 'efecto Pinocho', según el cual cuando alguien miente cambia igualmente la temperatura de la punta de su nariz. Estos mismos investigadores midieron asimismo por primera vez de manera científica el 'duende' flamenco de los bailaores al comprobar los cambios de temperatura que afecta a estos artistas y que no registra el resto. Salazar López ha explicado que la metodología seguida para el estudio relacionado con el amor ha sido similar a la empleada anteriormente y se ha centrado en zonas de la cara donde se registran "bastante cambios" de temperatura, algo que se ha completado con una serie de test psicológicos. La investigadora ha señalado que los cambios de temperatura detectados y el hecho de que una persona pueda "ponerse roja" ante la persona amada son aspectos diferentes y que, esta última reacción, puede ser un síntoma de timidez. Concretamente en el caso de las mujeres, formaría parte de una respuesta sexual, de cortejo o automática del sistema nervioso, ha añadido. "Nosotros nos hemos centrado en un amor ya consolidado, una emoción más compleja, estudiamos a personas que estaban viendo imágenes de su pareja", ha explicado. Aunque existen otros muchos estudios sobre el amor, que ya habían medido por ejemplo la tasa cardiaca, este nuevo trabajo aporta un parámetro más para la cuantificación de sus efectos y ahonda en el conocimiento de uno de los sentimientos más complejos. Últimas noticias de Ciencia