El famoso profeta francés de origen judío Michel de Nostradamus (1503-1566), el clarividente más famoso de la historia (que incluso anticipó su propia muerte, cuando le dijo el 1 de julio de 1566 a su discípulo Chavigny “mañana ya no me veréis con vida al sol naciente”), predijo en sus famosas profecías o “prophéties” una serie de acontecimientos históricos que se fueron cumpliendo indefectiblemente. Anticipó, por ejemplo, la aparición de dos hombres cegados por la ambición y el sueño de dominación imperial y que, con diferencia de un siglo, sumieron a Europa en una cruenta guerra global. En la centuria 1, cuarteto LX, el sabio anunció la ascensión al poder del general corso Napoleón Bonaparte, al escribir que “un emperador nacerá cerca de Italia,/ que costará un alto precio al imperio, / dirán, los que con él se juntan, / que es más carnicero que príncipe”. En tanto, en la cuarteta XXV de la 2 centuria, Nostradamus se refiere presumiblemente a Adolph Hitler, al escribir que “bestias feroces de hambre ríos tragar, / la mayor parte del campo contra Hister estará, / en jaula de hierro el grande hará llevar, / cuando nada el hijo de germano observará”.
Estos dos personajes, aparte de hacerse con el poder total y conducir a Europa a una conflagración total, también tuvieron otra cosa en común: fracasaron estrepitosamente al intentar conquistar Rusia, dejando un reguero de millones de muertos y heridos, lo que marcó el declive de sus respectivos imperios.
Pues bien, aparte de anunciar certeramente la aparición de estos dos personajes históricos, que han sido asimilados por varios intérpretes como supuestos anticristos, en el sentido que se constituyeron en fuerzas arrolladoras que trajeron enfrentamiento, división, dolor, desolación y muerte, Nostradamus alude, velada y reiteradamente en sus profecías y en otros escritos a un tercer anticristo, al que designa con el nombre de “Mabus”, que supuestamente conduciría al mundo a una tercera guerra mundial, un período de calamidades que se cerraría con una confrontación final.
En la centuria 2, cuarteta 62, el visionario francés escribe:
“Mabus pronto morirá, aquí empezará/ un horrible destino para bestias y gentes/ para quien la busca la venganza se verá,/ Ciento, mano, sed, hambre, cuando el cometa pase» (II, 62).
Independientemente que antiguamente la aparición de cometas y otros cuerpos celestes en los cielos era tomada como un presagio de acontecimientos que impactaban en el destino de la humanidad, la pregunta es más que obvia ¿Quién puede ser Mabus? Algunos comentaristas lo identifican con algún ayatollah iraní o algún líder irakí que supuestamente fomentará una insurrección con el propósito de crear un estado único Islámico fundamentalista (algunos señalaron hace tiempo que Mabus podía ser Sadam Hussein, Osama Bin Laden, el dirigente palestino Abu Mazen, al Ayatollah Mohammad Baqir Hakim o Mullah Mohammed Omar, jefe de los talibanes de afganistán).
Sin embargo, otros estudiosos han descartado que “Mabus” pueda referirse a un personaje del oriente o el Islam, por cuanto los dos anticristos anteriores no encabezaron potencias ajenas a Occidente, sino precisamente a las dos naciones que luego se unirían para fundar la Unión Europea y actualmente la lideran: Francia y Alemania. Pero, en un escenario actual donde el mundo árabe esta convertido en un auténtico polvorín que puede explotar a la menor provocación, con una alianza entre Europa, Estados Unidos, Israel y las monarquías más ricas de la península arábiga, enfrentadas políticamente a una poderosa Rusia dirigida por Valdimir Putin, un agresivo y carismático líder (para muchos, derechamente, una especie de zar dictatorial) que no desea doblegarse ante el imperialismo occidental, y a un coloso chino que espera agazapado el desarrollo de los sucesos como primera potencia económica mundial, es bastante difícil encontrar un nombre que responda a las características de Mabus.
El primer candidato, para algunos, fue el presidente de Estados Unidos Barack Obama, quien llegó como una esperanza de paz y cambio a la Casa Blanca. Muchos estudiosos advirtieron que al continuar algunos de los conflictos emprendidos por sus dos predecesores, los presidentes Bush padre e hijo, que tuvieron como foco principal a los islamistas y el Oriente Medio, la palabra “Mabus” podía formarse simplemente como acrónimo de las palabras “Oba(MA)” y “(BUS)h”. Además, si ponemos el nombre completo y desordenado de Obama (que casualmente tiene en su administración a Edwin “Ray” Mabus, secretario de la Armada de los Estados Unidos), es decir “Oba(MA), (B)arack H(US)sein”, también puede desprenderse la palabra “Mabus”. Lo mismo, en todo caso, podría decirse de otros personajes de la política internacional, como el ministro de Serbia (M)iroljub L(ABUS).
Sin embargo, muchos expertos en Nostradamus han advertido que la palabra “Mabus” no estaba destinada a un solo nombre sino a un anagrama o conjunción de nombres de acontecimientos o cosas, como, por ejemplo, “Militares Arábes (MA), británicos (B) y de Estados Unidos o United States (US)”.
Otros autores han detallado, en todo caso, que el anticristo “será un líder mundial aunque mal utilice su poder. Las raíces de sus nombres darán una clave de su destino y de lo que será capaz. El nombre podrá sonar bárbaro a oídos europeos. Estará influenciado por viejas costumbres sabidas, pero olvidadas. Triunfará en conquistas, pero a un terrible costo de derramamiento de sangre. Morirán tantos que los vivos no serán capaces de enterrarlos. Los habitantes del mundo verán tanta muerte que ya no se impresionarán. La inestabilidad social del tiempo contribuirá a abrir el camino para su llegada. El desorden político y social de varios países ayudará. Sus seguidores lo verán como una figura religiosa y actuará cerca del Mar Mediterráneo, Rojo y Arábico. Ganará inmenso poder a nivel mundial. El día jueves será un día importante para él, será el día de su adoración. Será una amenaza para todos, pero particularmente en el Este, ya que controlará China y Rusia y el continente Asiático. El Anticristo corromperá la religión Católica con el propósito de destruirla, pero también distorsionará las creencias del Islam”.
Así las cosas, es legítimo preguntarse ¿Asistimos en nuestros tiempos contemporáneos al desarrollo de ese extenso conflicto final que enfrentará al Islam y sus aliados con las potencias occidentales, que conduciría al fin de nuestra era y a las que Nostradamus aludió como las guerras del anticristo o Mabus? Sólo el mismísimo Michel de Nostradamus, el mismo sabio que escribía sus centurias en forma oscura para despistar a los inquisidores, lo sabe.
Por lo pronto, algunos intérpretes han argumentado que el temido tercer anticristo, el “destructor del mundo” o el “rey del terror que marcará el fin de todo”, será “un falso mesías, un líder religioso al que la multitud aclame, éstos lo han esperado por mucho tiempo y creen que será la cura para el enfermizo mundo». Por ello, sólo restaría esperar el desarrollo de los acontecimientos y confiar en que, tal como asegura una de las partes de la Biblia, después de un período de dolor y de tribulaciones la Luz siempre termina venciendo a la oscuridad.
Fuente:
•Héctor Fuentes