El misterioso "Ata" fue descubierto en el desierto de Atacama, en Chile, durante el 2003. Se trataba de un pequeño esqueleto humanoide, con muchas características aparentemente inexplicables desde el punto de vista científico, por lo que muy pronto surgieron versiones de que eran los restos de un alienígena; otros especularon con que se trataría de un feto prematuro. Lo cierto es que Ata tenía una serie de peculiaridades enigmáticas: medía apenas 15 centímetros de largo, tenía 10 costillas en lugar de 12, cabeza en forma de cono y cara deformada. En 2012 un buen número de científicos se dedicó a estudiarlo mediante radiografías, tomografías y muestreo genético; los resultados genéticos determinaron que Ata tiene origen humano, y que su madre era habitante de la zona donde fue encontrado, pero el 9% de su ADN no se corresponde con el genoma humano. Los análisis de sus dientes y huesos indicaron que no era un feto: los huesos de las piernas mostraban placas de crecimiento esperables en un niño de 6 años de edad; ahora bien: ¿cómo es que un niño de 6 años mide 15 centímetros? Una posibilidad es que padeciera un caso extremo de enanismo, aunque todavía no se encontraron indicadores genéticos de esta enfermedad. Otra hipótesis indica que se trata de un feto con progeria, enfermedad que provoca síntomas de envejecimiento muy tempranos. Claro que debería tratarse de un caso de progeria muy extremo, y tampoco se encontraron indicadores genéticos en este caso. Otros proponen que Ata, luego de muerto o abortado habría sido sometido a una desecación o una momificación mal realizada, lo que hizo que sus huesos adquirieran una apariencia extraña. Claro que esto no explica los dos nervios que faltan ni las placas de crecimiento de los huesos .
Las pruebas genéticas no han concluido y, cuando concluyan y determinen las razones de las anomalías genéticas, serán publicadas en una revista científica debidamente acreditada, para dar terminado el debate.
FUENTE: IFL Science
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