En el siglo XVI los conquistadores españoles, con Hernán Cortés a la cabeza, se establecieron en la capital del imperio azteca mexicano en la ciudad de Cholula, estado de Puebla. Allí, en la cima de una montaña levantaron la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios. Pasarían más de tres siglos para que la enorme pirámide escondida bajo el monte fuera descubierta.
Durante la construcción de un hospital psiquiátrico en 1910, los albañiles que despejaban la zona para iniciar la obra notaron algo extraño en la superficie de la colina. Debajo de la tupida vegetación y el suelo del lugar se escondía la Gran pirámide de Cholula, llamada Tlachihualtépetl en el idioma nativo.
Más grande que la pirámide de Guiza, el prodigio arquitectónico americano mide 400 metros de ancho y 65 de altura.
Los arqueólogos estiman que la edificación fue construida en diferentes etapas y que su obra comenzó alrededor del año 300 a.C.
Un artículo publicado en el portal BBC explica: “de hecho no es una pirámide, sino una gran matrioska de una construcción que está compuesta por al menos seis partes, una encima de la otra.Creció en etapas a medida que las sucesivas civilizaciones mejoraban lo que ya se había construido”.
Aunque la leyenda afirma que ante la llegada de los españoles fueron los propios aztecas quienes habrían escondido la edificación bajo una capa de tierra para ocultarla de los invasores. Todo indica que sus ladrillos manufacturados con arcilla y el clima húmedo de la zona fueron los responsables de que la obra se perdiera bajo lo que por siglos se creyó que era una montaña.
Fuente: History
Imágenes: Shutterstock
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