Un objeto volador de color gris y de forma cilíndrica se
estrelló contra un cerro en 1998, a la vista de numerosos testigos. Horas más
tarde, el sector quedó bajo control militar.
El miércoles 7 de octubre de 1998, cerca de las 16.00 hrs.,
un hecho bastante inusual rompió la tranquilidad habitual de la apacible
localidad de Paihuano. Varios lugareños -entre los que se contaban campesinos,
profesores, dueñas de casa y funcionarios municipales- fueron testigos de un
choque de un objeto volador no identificado, de color plateado, con una de las
laderas del cerro Las Mollacas.
Según el relato de estas personas, el objeto se habría
partido en dos, quedando una parte en la cima mientras la otra caía unos pocos
metros más abajo. “El objeto era algo muy parecido a un disco metálico, que
irradiaba por el sol un brillo metálico muy intenso. Nunca en mi vida había
presenciado algo tan extraño. Por supuesto no fui el único que lo vio. Mucha gente
también presenció lo mismo”, relató en su momento Raúl Flores, un vecino cuya
casa estaba enclavada a los pies mismos del cerro Las Mollacas.
Para rematar lo misterioso del asunto, se produjeron varios
cortes en las transmisiones de radio y televisión pues, coincidiendo con la
colisión, las antenas repetidoras de Paihuano y de Pisco Elqui presentaron
varios problemas de transmisión, debido a fenómenos electromagnéticos.
Operación de rescate
Media hora después del choque ocurrió un segundo hecho que
alteró la tranquilidad de los lugareños. Toda la zona quedó bajo control
militar. El relacionador público de la municipalidad de Paihuano, que pretendía
comentar el incidente del choque en una conferencia de prensa, recibió también
un llamado de un presunto funcionario de la Nasa que, en un español muy
deficiente, le rogó que cancelara la conferencia y que no entregara ninguna
información. El alcalde accedió a la petición a la espera de recabar más
antecedentes. Los antecedentes, como era de esperarse, jamás llegaron.
En la madrugada de ese mismo día, el sueño de la mayoría de
los habitantes de Paihuano, de por sí muy inquietos por los recientes sucesos,
se vio interrumpido por el sonido inconfundible de dos helicópteros militares
-uno de ellos de color negro, muy parecido a los Blackhawk americanos-, que
sobrevolaron la zona hasta que amaneció. Al día siguiente, un taxista que
transitaba por los alrededores en busca de pasajeros aseguró a sus coterráneos
que había visto tres camiones verdes que, circulando por una vía alternativa,
arrastraban una gran rampa. En la misma iba un enorme objeto metálico, de
estructura curva y de color gris, con tonos fosforescentes, cubierto
parcialmente por una lona.
Después de ese reporte, nunca más se volvió a saber del
supuesto ovni estrellado en Paihuano. Dos días después de la colisión, un grupo
de vecinos, acompañados por personal de Carabineros de la tenencia local,
subieron por su cuenta y a duras penas al cerro Las Mollacas. Tras seis horas
de viaje llegaron al lugar del impacto para ver con sus propios ojos los restos
del misterioso objeto, pero no encontraron un solo vestigio. Sólo tierra y
muchas piedras.
Después del incidente, las teorías para explicar la
procedencia del objeto estuvieron a la orden del día. Primero se dijo que era
un globo meteorológico, después que era una sonda extraviada, más tarde que era
un vehículo volador teledirigido. A continuación, se barajó la posibilidad que
fuera un bólido o meteoro que venía procedente del espacio y, finalmente, se
rumoreó que era una nave secreta de los norteamericanos, puesta en el aire en
el marco de la Operación Unitas, que se había celebrado ese mismo año en el
litoral de Coquimbo (pero que finalizó el 26 de septiembre, 11 días antes que
se produjera el incidente de Paihuano).
Hoy, 14 años después, los vecinos de Paihuano aseguran a
quien quiera escucharlos que algo muy extraño cayó del cielo esa tarde de
octubre de 1998. Y que también se produjo una gran operación de encubrimiento para
tapar el incidente. Por ello muchos no dudan en llamar a este hecho el
“Roswell” chileno, en alusión a la famosa y supuesta caída de una nave espacial
tripulada en el pueblo de Roswell, Nuevo México, en 1947.
Lo indudable es que un objeto volador que no pudo ser
identificado se estrelló contra el cerro las Mollacas en 1998 y que, horas más
tarde, se montó un inusitado y secreto operativo para rescatar los restos del
mismo (el controlador aéreo del Aeropuerto de La Serena confirmó posteriormente
la llegada de equipo especializado en avión para realizar una “operación de
rescate de un objeto caído” en la zona de Paihuano).
Sólo queda dilucidar qué cosa era el mentado objeto. ¿Un
meteoro? ¿Una nave secreta americana? ¿O una nave de otro planeta? El enigma
todavía persiste.
Héctor Fuentes
Fenomenos-Paranormales
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