jueves, 9 de marzo de 2017

Piedra del Templo de Salomón divide a especialistas


Una tabla de piedra que sería parte del Templo de Salomón fue encontrada en Israel. Conocida como “Tabla de Joás”, la pieza fue revelada al público en 2001, pero hasta ahora los expertos no pueden llegar a un consenso sobre su veracidad.

Algunos creen que es la mayor evidencia de la existencia del Templo de Salomón. Otro ven algo falsamente elaborado. Después de 15 años de haber sido descubierta, la pieza continúa intrigando a los científicos y las autoridades de Israel.

De acuerdo con el relato bíblico, el templo fue construido por Salomón por orden de Dios. Dentro de este estaba el Arca de la Alianza, que albergaba las Tablas de Piedra de los Diez Mandamientos. El local fue quemado y destruido por el rey de Babilonia, Nabucodonosor en el año 586 a.C.

En 2 Reyes, capítulo 12, hay referencias a la restauración del templo, hecho por Joás de Judá, que reinó en Jerusalén un siglo después de Salomón.

La tabla encontrada en 2001 describe las obras hebreas realizadas por el rey. La inscripción dice: “Reparé la construcción e hice los reparos en el templo y las paredes que lo rodean”.

Cuando se descubrió la Tabla de Joás, fue inspeccionada por el Servicio Geológico de Israel para verificar su autenticidad.

El primer paso fue examinar la pátina, una fina capa que se forma a través del tiempo en la superficie de una roca o piedra por su interacción con los productos químicos minerales de aire, agua o tierra.

Los geólogos israelíes han demostrado que la pátina era continua en la piedra y las letras indican que se hicieron en un pasado distante. Utilizando la técnica de datación por carbono, se concluyó que tenía alrededor de 2,3 millones de años.

Un análisis de la composición química de la piedra demostró que era igual a las rocas que se encuentran en la zona de Jerusalén. Otro aspecto que dan fe de su veracidad es la presencia de gránulos de oro en su superficie. Esto era de esperar de una pieza que estaba dentro de un templo chapado en oro, como se describe en la Biblia.

Finalmente, después de un extenso análisis, el Servicio Geológico declaró oficialmente en 2003 que era una auténtica reliquia. El siguiente paso fue venderlo al Museo de Israel, que alberga algunos de los tesoros más grandes del país.

Fue entonces cuando comenzó la controversia. Los expertos del museo hicieron su propia verificación de autenticidad. Sin embargo, en este momento tanto el objeto como el hombre que lo había descubierto habían “desaparecido”. La Autoridad de Antigüedades de Israel lo identificó como el colector Oded Golan.

En 2016, el profesor Ed Greenstein, de la Universidad Bar-Ilan, Israel, dijo que la mayor prueba de fraude es que “ningún libro de inscripciones antiguas en hebreo incluye el llamado texto de Joás; ningún historiador del antiguo Israel nunca vio la inscripción como fuente; ningún gramático o lexicógrafo del hebreo antiguo incluirá palabras, frases o formas que se encuentren en la inscripción como datos auténticos”.

Sin embargo, Chaim Cohen, de la Universidad de Ben Gurion, cree lo contrario, porque si se demostrara la falsificación, sería “la falsificación más brillante de todas”.

Ronny Reich, uno de los fundadores de la Autoridad de Antigüedades, dijo: “La inscripción parece auténtica, es difícil creer que un falsificador (o un grupo de falsificadores) pueden aprender mucho de todos los aspectos – físico, paleográfico, lingüístico y bíblico – para producir tal objeto”.

Algunos arqueólogos han dicho que todo lo que ha pasado por las manos de Oded Golan que no tuviese certificado su origen debía ser considerado falso. Para ellos, estos objetos, valorados en cientos de miles de dólares, satisfacían la demanda de muchos que “quieren confirmar los escritos bíblicos”.

En diciembre de 2004, Oded Golan fue acusado de estafar y falsificar antigüedades. Sólo respondiendo a un proceso que duró ocho años. En 2012, fue absuelto de los cargos de falsificación y fraude. Aun así, fue condenado por posesión de objetos sospechosos de robo y venta de antigüedades sin una licencia.

Para el juez, el fiscal no tuvo éxito en probar que los objetos eran falsos. Así fueron devueltos a Golán.

Fuente :
•noticias cristianas